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Jes煤s fue un inmigrante. Todos los cristianos tambi茅n somos inmigrantes. Por lo tanto, Cristo se identifica con nosotros y nos entiende. Como sus seguidores debemos imitar su ejemplo y aprender de 茅l. Tambi茅n debemos mostrar compasi贸n por aquellos que son extranjeros al venir de otros pa铆ses y regiones ya que reconocemos que todos nosotros somos tambi茅n peregrinos y extranjeros.

Es posible que las palabras en el p谩rrafo anterior le hayan sorprendido un poco. En estos tiempos la inmigraci贸n es un tema importante y relevante para nuestra sociedad. Existen diferentes perspectivas y opiniones de lo que com煤nmente se denomina 鈥渆l debate migratorio鈥. El tema es complejo y estas diferencias tambi茅n se ven reflejadas en aquellos que quieren poner a Cristo en el centro de sus vidas. Mi deseo no es intentar conciliar los diferentes puntos de vista, pero s铆 enfatizar dos puntos centrales y que com煤nmente olvidamos como seguidores de Cristo: Jesucristo fue un inmigrante y todos los cristianos somos inmigrantes. Estas realidades nos deber铆an de dar una perspectiva m谩s amplia sobre el tema de la inmigraci贸n que tanto se escucha a nuestro alrededor y del que muchos nos sentimos parte.

En primer lugar, Jes煤s fue un inmigrante tanto al venir a la tierra como durante su tiempo en este mundo. El evangelio de Juan enfatiza la deidad de Jesucristo y comienza con una sorprendente declaraci贸n: 鈥淓n el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por 茅l fueron hechas, y sin 茅l nada de lo que ha sido hecho, fue hecho (1:1-3). El ap贸stol Juan utiliza una palabra conocida para sus lectores (logos) para describir la personalidad de Dios y su habilidad para comunicarse con su creaci贸n a trav茅s de su palabra. Este Verbo es Dios mismo; el eterno Creador del universo. Para los jud铆os, la expresi贸n 鈥渓a palabra de Dios鈥 denotaba la personalidad divina y para los griegos implicaba la mente racional que gobernaba el universo. Por lo tanto, Juan deja en claro que Jesucristo es Dios y la fuente de todo lo que existe.

Sin embargo, el vers铆culo 14 hace una declaraci贸n a煤n m谩s asombrosa, 鈥淵 aquel Verbo fue hecho carne, y habit贸 entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unig茅nito del Padre), lleno de gracia y de verdad鈥. La segunda persona de la Trinidad se hizo hombre y vivi贸 entre nosotros. En otras palabras, Jes煤s emigr贸 a la tierra para vivir entre los seres humanos. Uno pensar铆a que su visita fue recibida con regocijo, pero lamentablemente Juan nos indica que 鈥淓n el mundo estaba, y el mundo por 茅l fue hecho; pero el mundo no le conoci贸. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron鈥 (10-11). Jes煤s sufri贸 el rechazo de aquellos con los que se identificaba y que quer铆a salvar. Jes煤s ejemplific贸 perfectamente la gracia y la verdad, pero a煤n as铆 su presencia no fue celebrada y valorada como era de esperarse.

Filipenses 2 afirma que al hacerse hombre, Jes煤s tuvo que humillarse. De ser Dios Jes煤s voluntariamente y en obediencia al Padre 鈥渂aj贸 de categor铆a鈥 al hacerse un ser humano. Por lo tanto, Jes煤s es nuestro ejemplo de humildad al que debemos imitar:

鈥淗aya, pues, en vosotros este sentir que hubo tambi茅n en Cristo Jes煤s,

el cual, siendo en forma de Dios, no estim贸 el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despoj贸 a s铆 mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condici贸n de hombre, se humill贸 a s铆 mismo, haci茅ndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz鈥 (Filipenses 2:5-8).

La segunda persona de la Trinidad, el Dios del universo se convirti贸 en un inmigrante al venir a este mundo. Adem谩s, Jes煤s no solamente fue un inmigrante en su deidad sino tambi茅n en su humanidad. Como ni帽o, Jes煤s y su familia huyeron a Egipto. Su familia tuvo que huir a un pa铆s extranjero, dejar atr谩s a su familia, posiciones y cultura. Tuvieron que comunicarse en un idioma diferente, comer comida diferente convivir con costumbres diferentes. Su pap谩 tuvo que dejar su trabajo de carpintero y buscar trabajo en una tierra extra帽a. El evangelio de Mateo nos relata esta historia de la siguiente manera:

鈥淒espu茅s que partieron ellos, he aqu铆 un 谩ngel del Se帽or apareci贸 en sue帽os a Jos茅 y dijo: Lev谩ntate y toma al ni帽o y a su madre, y huye a Egipto, y permanece all谩 hasta que yo te diga; porque acontecer谩 que Herodes buscar谩 al ni帽o para matarlo. Y 茅l, despertando, tom贸 de noche al ni帽o y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo all谩 hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Se帽or por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llam茅 a mi Hijo鈥ero despu茅s de muerto Herodes, he aqu铆 un 谩ngel del Se帽or apareci贸 en sue帽os a Jos茅 en Egipto, diciendo: Lev谩ntate, toma al ni帽o y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del ni帽o. Entonces 茅l se levant贸, y tom贸 al ni帽o y a su madre, y vino a tierra de Israel鈥 (Mateo 2: 13-15; 19-20).

Jes煤s y su familia en obediencia a Dios dejaron todo para proteger sus vidas. Una vez que se estaban acomodando en Egipto tuvieron que dejar atr谩s su nueva vida y regresar a Israel. Es muy posible que los regalos de los magos de oriente (oro, incienso y mirra) ayudaron a sufragar los gastos de su estad铆a en Egipto (Mat. 2: 11). Jes煤s, por lo tanto, supo lo que implica llegar a un pa铆s diferente por necesidad y no de paseo como turista.

Jes煤s tambi茅n fue un inmigrante dentro de su propio pa铆s. Al ser de Nazaret y ministrar en Jud谩, Jes煤s experiment贸 la discriminaci贸n de sus propios paisanos. Al inicio de su ministerio, Natanael exclam贸 las palabras que reflejaban la percepci贸n general de aquellos que pensaban que su regi贸n ten铆a m谩s importancia que otras, 鈥溌緿e Nazaret ha de salir algo bueno?鈥 (Juan 1:46). Jes煤s creci贸 en Nazaret, un pueblo que pertenec铆a a la regi贸n de Galilea y que era considerada de mucho menor importancia que Judea, la regi贸n del sur y en donde se encontraba la capital, Jerusal茅n. Desgraciadamente los seres humanos tenemos la tendencia a ser regionalistas y considerar que nuestros lugar de origen o residencia nos da un valor agregado que otros no tienen. Jes煤s, el Rey de Reyes y Se帽or de Se帽ores, se identifica con aquellos que son marginados y cuyo valor es minimizado por su lugar de procedencia.

En segundo lugar, todos los cristianos somos inmigrantes. La Biblia es clara al afirmar que al recibir la vida eterna que Jes煤s ofrece por su gracia nos convertimos en ciudadanos del cielo y que ahora somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Los siguientes pasajes nos confirman esta realidad:

鈥淢as nuestra ciudadan铆a est谩 en los cielos, de donde tambi茅n esperamos al Salvador, al Se帽or Jesucristo鈥 (Fil. 3:20).

鈥淎s铆 que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios鈥 (Efesios 2:19)

鈥淐onforme a la fe murieron todos 茅stos sin haber recibido lo prometido, sino mir谩ndolo de lejos, y crey茅ndolo, y salud谩ndolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra鈥 (Heb. 11:13)

鈥淎mados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os absteng谩is de los deseos carnales que batallan contra el alma鈥 (1 Pedro 2:11)

As铆 que, Jes煤s fue un inmigrante y todos los cristianos somos inmigrantes. Algunos adem谩s somos inmigrantes en un pa铆s o regi贸n diferente de donde nacimos y crecimos. Aquellos que sabemos lo que se siente vivir como extranjeros terrenales podemos identificarnos con Jes煤s quien nos entiende y nos consuela. Nuestro Se帽or experiment贸 lo mismo que muchos inmigrantes en todo el mundo enfrentan a cada d铆a. Jes煤s es nuestro refugio y fuente de inspiraci贸n para salir adelante en medio de los conflictos migratorios.

Al reconocer que Jes煤s fue un inmigrante, todos tambi茅n podemos tener empat铆a por los extranjeros e inmigrantes que viven a nuestro alrededor. En Mateo 25 Jes煤s dijo que el que recibe a un extranjero tambi茅n lo recibe a 茅l y el que lo rechaza tambi茅n lo rechaza a 茅l (v. 35; 43). Nuestro llamado principal es ver a los dem谩s con los ojos de Cristo, es decir, como personas valiosas y con dignidad intr铆nseca sin importar su origen o condici贸n social. Es cierto que cada pa铆s tiene el derecho y la obligaci贸n de proteger a sus ciudadanos, pero como seguidores de Cristo tenemos que recordar que tambi茅n nosotros somos extranjeros e inmigrantes en esta tierra. Sin importar nuestras preferencias pol铆ticas, Jes煤s nos dej贸 un ejemplo para que sigamos sus pisadas (1 Pedro 2:21).